Según avanzan los años, ya no reconocemos los jardines que alguna vez plantamos. Ya no es abril, sino noviembre. Pero, aquí, sentados ante el crepúsculo, no abandonamos. Te digo adiós, pero te regalo el sueño de Lisboa para tus próximos caminos. Yo, también, me vuelvo a embarcar dejando la respuesta en el viento.
C2
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