Fumo en mi pipa turca de espuma de mar e intento que mi gata se siente en mis piernas, mientras leo las "Cartas a Poseidón" del holandés Cees Nooteboom. Obviamente ella no me entiende, como tampoco nos escuchan los dioses ya sordos y seniles dando vueltas alrededor de olvidados templos. Y así pedimos a los otros lo que ni los dioses ni mi gata pueden conceder.
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