Quizá a nuestra mirada se oculte el mihrab, o quizá alguien lo prohibió, o permanezca bajo el silencio hecho de ruido y de furia de nuestra habitación acolchada. Pero prevalecerá el valor y la voluntad en Balaclava, porque sólo la fe y la audacia atraviesan las alambradas del mundo. Y allí, la habitación del tesoro de tu piel bajo las velas y su luz.
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