Recordaremos aquellos viajes hasta llegar a la playa en invierno. Y entonces, allí, nos esperan otros recuerdos, y así infinitamente en un círculo, donde los puñales buscan tejido blando bajo los tendones de los Aquiles infranqueables. Como aquel soldado que dijo a su Señor que ya no era momento de luchar, sino de morir.
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