Primero,
el pasillo. Luego, la habitación de espejos.
Y ahí la
permanente duda sobre lo reflejado.
Algo se
quiebra cuando entra la luz y la realidad.
Pero,
dime. Si eres de los seres del espejo,
contesta,
escribe tus señales con la tiza de la culpa.
¿Llegará
la redención? ¿Los días de la recogida de las rosas?
Quizá la
belleza es sólo repetición de nuestro temor
a la
terrible verdad de la nada, la ceniza y el olvido.
Pero
ahora levantamos nuestra bandera
y
avanzamos contra ti, muerte. Oh, sí, beau geste.
C2
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