Todas las ciudades son Alejandría, todas las ventanas son la misma ventana, y las calles son idénticas como sabía el Poeta que se aproximó a la ventana y escuchó con emoción, cómo último placer, los instrumentos del cortejo misterioso que recorría las calles de esa ciudad que es siempre la misma. Y así, tras el viaje, abundante en saber y en vida, disfruta del placer y el reencuentro con una Itaca nueva pero que ha sido siempre parte de tus sueños. Y saluda a los dioses que así te premian.
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