La tierra entera es nuestro hospital, dijo el Poeta, y entonces, cuando los recuerdos se enredan, conocemos el sentido de nuestros sueños, de nuestros deseos. Sólo lo imaginado permanece, pero, atención, es como un rosal de tallo alto que los ratones de campo hubieran devorado sus raíces: basta un pequeño empujón para que se desplome sobre la tierra.
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