Borges se preguntaba por la fe que podía tener aquel alumno de Paracelso...Pero en la mañana de un domingo de agosto abrimos la mano y allí están los recuerdos de tantos veranos: la sangre en un vagón de tren en Bilbao, el cuerpo de los erizos abiertos con una navaja en Alicante, un caballo blanco y asustado, al galope, en las calles de Jerusalén. O aquel olor a gardenia y jazmines que ellas dejan en mi almohada. Y cae la ceniza.
C2
1 comentario:
Bellísimo!!!!
Un placer siempre pasear por este lugas...
Mis respetos desde mi playa que lo espera...
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