Al atardecer, miramos el río y no fluye. Recordamos el recodo, entre las raíces, donde depositamos el pez vivo, pero también el día de la bruma cuando arrojamos, personajes de Chéjov, los vasos a sus aguas, quietas. Como el texto de Virginia sobre el anillo en las raíces acuáticas. Demasiados recuerdos. Y oscilamos entre el olvido y las caricias al tiempo pasado. Palabra última de un libro de Conrad.
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