El velo que separaba el Tabernáculo, quizá también en Delfos? Algo que nos impida ver, que deje a la imaginación escribir el mapa del tesoro, aunque el loro lleve un doblón de oro en el pico. Pero volvemos, de nuevo, a las viejas historias, a escuchar a los mensajeros de un emperador muerto con las mejores noticias de lo que no existirá.
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