Una pequeña pantalla iluminada es siempre un túnel. Donde el Mago nos habla de que sólo se dispara a las águilas, no a los corderos. Y así, en ese cielo donde brillan los cuerpos y los ritos, la cámara ojo se atraviesa con aquella aguja de oro de las Mil y Una Noches.
C2
2 comentarios:
el dolor y la adoración de esta kajira son Suyos, mi Señor....
Lo sé, pequeña.
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