"No os engañen las rosas...", dirá Quevedo. O recordamos cómo entró el sultan vencedor en Bizancio, a caballo y sobre pétalos de rosas. Y así, también vemos por un instante a Josefina Bonaparte en su Castillo de Malmaison, explorando nuevos rosales: tenía 650 rosales y una de sus rosas se llamó "Souvenir de la Malmaison". A veces enviaba mensajeros al Esperador para que le enviara esquejes de los jardines de Alejadría. Y ahora, quedan las rosas, símbolo precioso del paso del tiempo en el verso de Góngora y lo que sucede con ellas y con los asuntos humanos convertidos en "tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada".
C2
2 comentarios:
las rosas azules, la flor de la sumisa...
muy bello, Amo de mi corazón¡¡
Gracias, mi kajira!!
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