Catacumbas en París, obeliscos inacabados en Egipto, casas donde crecen árboles en La Habana. Y así nos alcanza la tarde, donde el ámbar verde es un signo de los viajeros del tiempo perdido, allí donde Proust retornaba a ver las catedrales iluminadas y nocturnas.
C2
2 comentarios:
Me gusta Proust :)se ha pronunciado, embriagado con tantos humos.
Embriagado, también, por el dulce de leche, por las cientos de fotos...y por tu ambiente, pequeña.
C2
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