Las palmeras, de repente, se transforman en símbolo. ¿Por qué han sido elegidas? Palmeras en Neguri, en Elche, en Murcia, en San Juan, en la Plaza Real, en Fuerteventura, en el Raval...Pero no, imposibles, en el Casar. Palmeras de juguete en la infancia; palmeras demasiado reales luego. Al fin, palmeras que cierran el círculo de lo que soñamos, de los fuegos artificiales de la vida.
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