Ella misma se despoja de la túnica y se asoma a la borda de los espejos del mundo. Sus manos se darán dolor como el preciado laberinto en que perderse, para luego renacer como la niña imposible que nunca hubiera querido viajar hasta la habitación de Lisboa. Así te veo yo, en las altas de la noche. Y entonces dijo Saint-John Perse: "¿qué peso tiene el agua del cielo sobre el bajo imperio de la espesura?".
C2
2 comentarios:
Saludos azules...
Intensa e bela imagem...
Beijos carinhosos,
ÍsisdojUN
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