Si pensamos en nuestros recuerdos, por un instante los dividimos en situaciones que fueron y se concretaron y en los caminos que nos llevaron a esas situaciones y lugares. Quizá porque hay personas que forman parte del viaje, y que surgen una y otra vez en los cruces de caminos. Otras, mientras tanto, hacen ritos nocturnos en nuestras posadas de Lisboa. ¿Pero existen verdaderamente diferencias entre unos y otros cuerpos, o sólo nos quedará al final la catástrofe intuida del corazón?
C2
1 comentario:
Mis saludos marinos, con respeto...
Prefiero no mirar para atrás...
Un placer leerlo.
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