Aunque el Rey del Cielo cabalgue en tus alas, dijo el Poeta, él sabía que llevarás dentro de ti un Paraíso más feliz. Porque sólo la conciencia aceptada y soberbia de nuestro destino nos salvará del Laberinto, de las alas de cera y de los vigilantes de la puerta. Elegimos ser los otros, los conscientes de nuestro desafío, de nuestra pérdida, de nuestra violencia, de nuestro olvido. Elegimos las flores del mal y nuestra mano desgarrando sus pétalos, en la inolvidable sombra oscura de tu cuerpo.
C2
No hay comentarios:
Publicar un comentario