Elegimos la observación parcial como un reconocimiento de la imposibilidad, o mejor aún, de la inconveniencia de la totalidad. “El arte interpreta su propia desaparición”, aseveró Baudrillard (“La transparencia del mal”. Anagrama. 1991. pag, 23). Y aquí, en la imagen que no se reconoce, como en la palabra no dicha de Wittgenstein, hacemos la arqueología del saber, dixit el Maestro.
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