El deseo es un árbol con muchas raices. Siempre en lo oscuro. Arriba, los visitantes se comen las frutas. Pero, cuando la crueldad hace nacer lilas de la tierra muerta, que decía el Poeta, la tierra se vuelve inverosímil. Dejemos, pues, cerradas las puertas del Paraíso y avisemos a los mensajeros de los dioses que el rostro de una emperatriz cuando tortura es la única ceniza que quedará en nuestras manos, cuando los templos de Roma esperan, vacíos, a los últimos suicidas.
C2
2 comentarios:
...Y es que hay caminos y lugares por donde se debe andar con mucha... mucha cautela o se acaba estrellado :S
Cariños.
Sí, es cierto. Pero también es cierto que el que no se arriesga no llega a ninguna parte.
C2
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