sábado, 1 de octubre de 2011

El recuerdo tiene una sombra de oro azul, y la casa de Durero fue reconstruida en Núremberg. (P.Z)

En el borde de la autovía vemos los mejores ponientes. El coñac, la pipa y la alambrada que nos separa de la arena brillante de la playa. Pero aquí elegimos la fuerza de la intensidad y la presión del tiempo, como se crean los minerales, para escribir aquello que yace escondido en las cuevas del Mar Muerto, hasta que la piedra de un niño soñador lance los dados del azar y la necesidad.

C2

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