viernes, 31 de diciembre de 2010

2011. Ultima noticia: Están construyendo presas en el río de Heráclito

Las mismas escaleras, pero también las otras. Pîedras de sílex en hileras (fuego de las murallas, infierno ante el asalto), tronco podado de pino. Una vez más subimos, pero también bajamos. ¿La casa o la ciudad son el principio o el final? Contamos los días, pero no la hora cierta. En otro tiempo, subíamos de madrugada. Ya no salimos de noche ni caemos rodando por los escalones acortados: tenemos mucho cuidado con las hojas sin recoger. En el jardín han sido estrangulados los pájaros y exterminados los animales libres. Avancemos sin pereza por el camino de nuestra mejor amada, la que nos llevará a la nada y el olvido.
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martes, 28 de diciembre de 2010

Llamando a las puertas del cielo o el túnel de Alice en el espejo de la tierra

Dentro de la tierra está el secreto. La tierra muerta que siempre vive, la guarida de los animales subterráneos, que juegan al laberinto con las raíces húmedas. Dentro está el secreto. Cuando nos hundimos siguiendo la huella. Hoy, ante los cipreses, el triángulo de la mano. La superficie. Lo aéreo. Pero, atención, las raíces buscan lo oscuro, lo tantean, lo anidan. Preparemos el silo de las lilas, arrojemos el anillo a la corriente. Calculemos la profundidad oscura del ciprés. ¿Dentro de la tierra está Alice?

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sábado, 25 de diciembre de 2010

Condenas rápidas pero hermosas, o ese seppuku de diciembre que hoy recordamos

Estanques de palacios olvidados, pero que los oficinistas de las instituciones recuperan para esos visitantes que se apresuran antes de la comida familiar. Así nuestro corazón, aquel que acompañó a Karl May,  mientras en la casa de la abuela la radio enumeraba los premios de la Lotería, cuando los niños teníamos vacaciones como una bendición, y todavía no nos hacíamos seppuku alcohólico con imágenes del pasado. ¿Por qué no somos peces de estanques rápidamente condenados pero hermosos por un instante fugaz…O es así? ¿Buscamos a nuestro gato en el estanque/espejo de la muerte?

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lunes, 20 de diciembre de 2010

"Yo te inventaré palabras imposibles que tú comprenderás" (Brel)

Llamamos a móviles que no contestan. Llamamos a móviles donde la contestación es sólo noche. Todos los días atravesamos Sherwood, pero nada más. Tantas palabras, tantos rostros y nombres. La búsqueda está ya perdida. Pero ahora tenemos que comenzar a contar la historia del rey, desplegar la inteligencia en el corazón del gaviero, camino del bushido, secreto siempre. No te preocupes, las máscaras no se pueden arrancar de la piel.

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viernes, 17 de diciembre de 2010

"Los héroes móviles o la fragilidad del espejo" (dixit Bolaño). Postal de 2011: El Emperador convirtió las Saturnales en Navidad

Tiempo en que el Sol muere y resucita. Así, morimos y resucitamos todos los días, después del nocturno paseo por le reino de los sueños, allí dónde todo es permitido a los esclavos de nuestros deseos. Nacimiento del Sol Invictus, donde los pastores son nuestros lobos hambrientos de la carne de las ilusiones más queridas. Hasta que la piedad y el olvido nos hagan descansar por fin, envueltos en el sudario de púrpura de la tierra en la boca, los ojos y los oídos. Nos alegramos con regalos y expectativas pronto desoladas, pero la tristeza es finalmente la reina de nuestro corazón, aunque tome forma de sirena o de arpía. Ejerzamos el deseo en los surcos y llamemos alegría al ejercicio inútil de nuestro deseo. El Tiempo devora a sus hijos. Orgasmos como intuición y adelanto hipotecario de la Muerte. Membrillos caídos alrededor del árbol. Soberbia dulzura del último olor.



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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Nada de lo que he hecho ha sido sino para vencer al tiempo


Viajé, amé, leí, construí teorías y sueños, acaricié piel, tuve deseo, pero fue como un tren viajando entre la nieve. Hoy sé de esa montaña de imán que hundía los barcos de Simbad; del canto de las sirenas donde también pereció, agradecido por huir de su destino literario, Ulises. Intenté parar la marea que destruye, inexorablemente, los castillos de arena, incluso fortalecidos con piedras, de mi infancia. Con libros y cuerpos tampoco he conseguido vencer a los chacales que anunció el Gatopardo. Aprendí del poeta loco su “In Jüngern Tagen…”, pero nunca he visto su jubiloso término. En el puente de Praga entendí la falta de esperanza; en el cantor de espejos y tigres comprendí la ceguera de Homero y de Borges como una trampa más.

Nada de lo que he amado pudo detener el tiempo, sino en todo caso mostrar su apocalipsis. Ellas me dejaron hermosos recuerdos, pero más aún ciñeron el saco de hojas muertas a la espalda. Y leo en el poeta de Missouri: “Resuenan pisadas en la memoria/ por el sendero que no recorrimos/ hacia la puerta que no abrimos nunca/ en el jardín de rosas”.

Ahora, “cabalgamos, lanza en ristre y melena al viento”, (Cervantes, Virginia Woolf, Kafka, Kavafis), y lo hacemos en ese viaje que avanzaba una vez contra la lluvia y el viento, también en la esquela de mi padre y, ahora, entre la nieve, para al fin escribir, invicto, en la noche y en la soledad, contra el Tiempo.


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lunes, 13 de diciembre de 2010

Banderas en el polvo (dixit Faulkner) o cómo se puede usar el Protocolo como ariete en el BDSM

Leía yo hoy el blog de una señorita donde una vez más se ponía de vuelta y media a los que no cumplen lo de vestirse de cuero, latex o marinero soviético en las fiestas BDSM. Una vez más volvemos al traste con el Protocolo exterior. En estos casos siempre me asombra el furor talibán no ya en la defensa de su gusto por los disfraces, sino en el ataque furibundo a quien no comparte su visión del BDSM. Yo reconozco que disfruto bastante si veo a señoritas vestidas de enfermera o colegiala, y les agradezco profundamente que lo hagan. Pero no juzgo negativamente a quien va en vaqueros. Entre otras cosas, porque después de una conversación, la apariencia externa suele perder puntos ante el mundo interior que esa persona manifiesta ante nosotros (suponiendo que lo tengan, claro). De ahí mi extrañeza en la contundencia que leo en algunos ciudadanos y ciudadanas al manifestar que lo suyo es lo único BDSM, y que los demás son advenedizos o traidores poco menos. Me recuerdan al Ku Klux Klan buscando enemigos hasta en las filas de los confederados, siempre considerando que alguien tiró las banderas al polvo, como la cera en este sillón del Fetish.


Recuerdo que hace tiempo discutía con una persona de estos temas, y finalmente me fui acercando a sus posturas, pero también recuerdo que hablábamos de un Protocolo interior, que se trasladaba naturalmente a comportamientos externos. Sigo ahora pensando lo mismo. Son las prácticas, la forma en que estas prácticas se perciben en el exterior, y cómo nos vamos re-creando a nosotros mismos en esas prácticas lo importante. No es la bandera la que hace a un ejército, sino la fuerza y la verdad de un ejército la que da lustre y gloria a una bandera. El Protocolo ha de ser un camino interior, no un biombo exterior o un ariete para vencer castillos en el aire.



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domingo, 12 de diciembre de 2010

De los monólogos de las princesas narrando su viaje imaginario por el laberinto del deseo

¿Es el espejo un laberinto? ¿La imagen que vemos es la de la puerta donde estamos dentro, como escribió Borges? Estos días conversaciones con amigas: ellas no buscan la salida del laberinto, sino más bien cómo poder perderse dentro, llegar hasta el centro, hasta el Monstruo. Me hablan de lo que ven en su espejo, allí adulan a los monstruos, los seducen, los transforman en títeres. Pero, atención,
ellas son las sacerdotisas de un rito que desconocen. Ejercen en un laberinto que reyes poderosos construyeron con intenciones ocultas. ¿Son el hilo, son el monstruo, son el laberinto? Aquí, en el Jardín del Laberinto las vemos asomarse a los espejos acuáticos de sus cuerpos. Donde otros se pierden para perderlas, pero ellas, perdidas para siempre, queman todos los días la cera de su piel soñando laberintos y espejos que nunca conocerán.

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

El lugar del puerto donde preparan la absenta con el azúcar quemado de los sentimientos

Las princesas son aquí muñecas en ropa interior decimonónica colgadas del techo. La mirada ve cómo se coloca un terrón de azúcar sobre la pequeña y metálica paleta agujereada que lo mantiene sobre la copa. Primero gotea la absenta, luego se enciende el licor, finalmente se termina de llenar la copa con agua rociada sobre los restos del terrón de azúcar. Así, en el barrio de los marineros. Donde uno imagina vivir en un ático, y asomarse y escuchar el cañón matinal del vecino almirante (sic Dylan Thomas). Absenta como un bosque lácteo preparado eternamente para la muñeca del cielo. Bares del puerto (¿"Quai de brumes"?) donde escuchar "En la taberna del mar", de Kavafis/ Lluís Llach. Infinitamente hermosa, "Amsterdam", de Brel.

Allí, en las tabernas de  todos puertos del mundo, tú no serás nunca sino el descendiente de los marineros que bajaron a las profundidades de la mar. Que quemaron sus sentimientos con el fuego de la absenta.

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Quienes son necesarios, quienes son imprescindibles, y la turba de lo deseado

Brecht hablaba de aquellas personas que son imprescindibles (las que luchan toda la vida), Pero a veces nos preguntamos qué es lo imprescindible para nosotros. Hemos conocido personas que creíamos imprescindibles; finalmente, ni siquiera fueron necesarias. Pero el tiempo también va descubriendo entre las arenas de nuestro corazón cosas y personas que necesitamos para disfrutar el mundo, para comprenderlo, para sentirlo en nuestra piel. Quizá es importante que vayamos purificando nuestro exterior para que lo amado sea raro y escaso, como esas monedas halladas en China. Me han traído la pasada semana una de esas cosas imprescindibles para mí (aunque no necesarias, matiz significativo), una lata de tabaco de Latakia pura. Un tabaco de pipa que se suele vender en mezclas, pero que es complicado encontrar puro (esta lata es de Amsterdam). Cuando era joven descubrí la Latakia en una mítica empresa, “Sobranie of London”, (bajo la marca “The Balkan Sobranie”, mezclada con otros tabacos) que ya no existe. Tabaco de Siria, y que, en estos tiempos donde ya sólo hay necesidades, se produce actualmente en Chipre y Turquía. Tabaco ahumado sobre brasas de hojas y maderas, huele a naturaleza corrompida de otoño. Estos días la fumo en una pipa de espuma de mar comprada en Washington con la cazoleta en forma de cráneo, y que deposito en un cenicero de Estambul. A su lado, el olor fuerte y precioso de la oxidada plata antigua de un instrumento de escritura. Incluso, en ocasiones, puedo acompañar el sabor de la Latakia con el alcohol yodado del whisky Laphroaig, de la isla de Islay. Un agua de las montañas que baja entre una turba de brezo, musgo y algas hasta la destilería. Yodo en la garganta. ¿Son cosas imprescindibles? ¿Qué comparten con mis personas amadas? Pienso que hay que aprender a amueblar el corazón con personas, cosas y verdades infrecuentes y queridas para siempre.




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domingo, 28 de noviembre de 2010

Cuando la afirmación es condicional, o el otro siempre se nos va entre los dedos

La maldición humana que no la condición. Aunque lo condicional sí sea la condición humana, con o sin Malraux. Cuerpos en el horizonte, sin nexos de unión más que la proximidad o encadenados como en aquella memorable escena de la película de Bergman, donde siempre jugamos al ajedrez con la Muerte. Si bajamos los ojos, veremos negras nuestras piezas.


¿Cuántas veces miramos a nuestro lado y vemos la persona perfecta? Indudablemente perfecta en otra de nuestras vidas. Imposible en la presente. En su posesión, la piel se escapa entre nuestros dedos, como aquella arena en la playa de nuestros años niños.

Inútil poseer. Inútil desear. Sin embargo en aquella posesión y en este deseo la vida deja de ser, por un momento, condicional, y surge ante nuestros ojos como la más perfecta afirmación. Y es que quizá dejamos de vivir cuando renunciamos a nuestra mirada condicional. Y entramos en el presente del adiós.



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sábado, 27 de noviembre de 2010

La suma de los números y los problemas de la unidad

El niño se reconoce, se asombra en ese reconocimiento, y ve que no está solo. Además de él, sin saber que es él, hay cosas y personas que le rodean, aunque él todavía no les haya puesto nombres. Adquirirá el sustantivo que los señala y, luego, el adjetivo que los califica. Con cada palabra se abre más el foso entre la realidad y él, pero él no lo sabe. Intenta indagar en los problemas de su unidad.


Pero, atención, hay personas que alegan que están unidos a él, a su unidad. Le protegen pero le amenazan. Soñará estar solo. Solo frente a su destino. Siente el espejismo de una unidad que nunca fue,

Los años le hacen creer que conoce el mundo exterior: una suma de personas y cosas. A veces él es un número más de esa suma; otras veces quiere retornar a la unidad.

Finalmente intervienen las hormonas y la educación obligatoria. Se entera de que la unidad sólo es perfecta si se une a otra unidad. Si vive con otros, sueña con otros y piensa con otros. Pero, grabada en la pared, la bandera del sueño de ser uno.

Amará en un armario de puertas donde una se llamará Hollywood y otra será Dolor y Desesperación. Conocerá la piel, las palabras dulces, la mirada de los ojos deseados y deseantes. Elegirá el uniforme impecable de verdugo, la túnica ajada de la víctima. Pero jamás olvidará el barco Stevenson/Nemo donde la unidad sólo busca ya la muerte.



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miércoles, 24 de noviembre de 2010

El deseo, su imagen y la sospecha


La civilización es el largo viaje de colocar la realidad, que está fuera, dentro del sujeto que la ve. Acabamos llamando intelectual al que termina creyendo sólo en sus realidades interiores. El deseo es el reflejo de la realidad, así que cuando la colocamos en nuestro interior, también el deseo hace el mismo viaje.

En primer lugar fue el ojo que se volvió consciente de ver algo diferente a su propio yo. En segundo lugar fue el espejo (el agua de los charcos; metales pulidos en Egipto y Roma; cristal azogado en los árabes). Finalmente fue la fotografía (en el intermedio, la pintura). Las imágenes de los fotógrafos victorianos (sic. Lewis Carroll y Julia Margaret Cameron), con sus negativos de colodión, tienen esa belleza de quien intenta detener el tiempo y al mismo tiempo la conciencia de la inutilidad de tal tarea. Tiempo que fluye también interiormente, como comprendieron los miembros del Círculo de Bloomsbury, como Virginia Woolf.

Baudelaire y sus escritos sobre el spleen de París o Walter Benjamin, reflexionando sobre la reproducción del arte moderno, se suman a la demostración de Duchamp y Warhol de la transformación del arte en deseo que se consume y se devora a sí mismo.

La imagen es deseo en el mundo posmoderno, por eso habla generalmente de cuerpos y objetos con claras connotaciones sexuales. A veces, como en la imagen que fotografié hace unos días en una estación de Metro, de la suma de deseos y consumos. Condones y Coca Cola unidos no sólo por la forma, sino por sus contenidos líquidos y de rápido consumo en el mundo occidental.

Pero al mismo tiempo que refleja objetos externos, que lo son también icónicamente internos, lo que arte moderno manifiesta (sic Magritte y Hopper) es siempre una sospecha sobre nuestra propia capacidad de desear algo más de que lo que consumimos. Sospechamos de nuestro deseo y, al fin, el deseo posmoderno no es sino sospecha. Somos sospecha.


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domingo, 21 de noviembre de 2010

Di adiós al mañana, el espejo, la ruda y los tigres

Llevaba bastante tiempo pensando en que, a veces, hay que dejar las cosas antes de que ellas nos abandonen. Este blog, que recientemente alcanzó la cifra de 200.000 visitas, creo que vivió ya lo suficiente, por lo menos con el formato anterior. Fue un espejo del deseo al que se asomaron quizá demasiados tigres. Esta mañana estuve consultando esta decisión con dos de las principales protagonistas de este blog, con mi lv_m y con mi gata. Mi total agradecimiento a ellas, y a todos aquellos que accedieron a mostrarse en este blog. Sería inmensa la lista, pero recordaré a queridos amigos como a J.M. Ponce+Akhesa, Rafa Montesinos (y todas las personas de la metoliana Cueva de Montesinos), LauraM, Squares, Ran y M, Engel, ojos_verdes, La Hermana de Calígula, Mafalda Petite Mort, azur, oscura, plaza de Oriente, lc, muñeca_de_nadie, sur…) y también a aquellos que escribieron y enviaron mensajes. Formaron parte de la materia con que están hechos los sueños.

¿Qué habrá en el mañana? Al revés que en el título de Horace McCoy, yo no digo adiós al mañana, sino un permanente hola!! Y como imagen, la puerta que en el Parque Güell da a un camino sembrado de ruda. Seguiré en mis sesiones, y por supuesto tomando fotografías, pero ahora sólo las personas que las compartan y quienes ellas decidan las verán. Fue doloroso apretar el botón que retornaba esos centenares de imágenes al azogue. Pero como decía el Eclesiastés y Gide: Si la semilla no muere…

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