sábado, 25 de diciembre de 2010

Condenas rápidas pero hermosas, o ese seppuku de diciembre que hoy recordamos

Estanques de palacios olvidados, pero que los oficinistas de las instituciones recuperan para esos visitantes que se apresuran antes de la comida familiar. Así nuestro corazón, aquel que acompañó a Karl May,  mientras en la casa de la abuela la radio enumeraba los premios de la Lotería, cuando los niños teníamos vacaciones como una bendición, y todavía no nos hacíamos seppuku alcohólico con imágenes del pasado. ¿Por qué no somos peces de estanques rápidamente condenados pero hermosos por un instante fugaz…O es así? ¿Buscamos a nuestro gato en el estanque/espejo de la muerte?

C2

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