viernes, 29 de diciembre de 2017

Poniendo el reloj del ajedrez en nueva partida.

El sol invictus vuelve a retornar. Los campos ya están arados y plantados. Y las personas pintan nuevas máscaras en las cuevas para el próximo año. Ritos antiguos para días que nacen.

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sábado, 16 de diciembre de 2017

Elegimos en el Génesis la escalera de Jacob, por la que los ángeles ascienden y bajan del cielo

Dicen de las escaleras que éstas deben poder subirse manteniendo el ritmo para evitar caídas. Para ello, su pendiente ha de ser constante. Al parecer, la razón geométrica entre la profundidad de sus peldaños (llamada huella) y la altura de éstos (llamada contrahuella, tabica o peralte) debe ser constante. Pero eso no se cumple en pinturas de la escalera de Jacob, donde  los escalones de abajo son amplios y llenos de almas y ángeles, pero según vamos subiendo la mirada observamos que los cuerpos van cayendo por los laterales, y así los últimos trechos están limpios, puros y casi vacíos.

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sábado, 2 de diciembre de 2017

"¿Por qué habría yo de lamentar/ el desvanecido poder del reino acostumbrado?" (Eliot)

Hay un momento en que nos entra cierta incertidumbre, y sentimos una mezcla confusa de lucidez, alegría y tristeza. Nos vemos caminando sobre un puente de tablas oscilando sobre el abismo. Y nos preguntamos si nos encontramos más cerca de la orilla de la que salimos o acaso de la orilla a la que, inevitablemente, llegaremos. Y ahí tenemos alegría por el camino realizado, más claridad de ideas que nunca, pero también tristeza por todo aquello que ya no volveremos a ver o por las ciudades, personas y lugares que ya nos muestran su imposibilidad eterna. Nuestras manos se cogen con fuerza a las maromas del puente. Pero es ese momento de nuestra detención el que nos hace sentir, más que nunca, el aire del valle de la muerte en nuestra cara.

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jueves, 21 de septiembre de 2017

Mareas atlánticas: "Nos vieilles coques chargées d´algues" (Perse)

Las mareas se llevan al mar a su refugio, allí donde se hunde en el abismo acompañando los crujidos del sol. Y recordamos el mismo paisaje visto en pleamar: entonces pensamos en esas profundas oscuridades. Pero llegan las mareas atlánticas y nos descubren las rocas que estaban a poca distancia de la superficie, como monstruos marinos que nos esperan. Así, a veces, donde creemos ver profundidades sólo hay rocas cercanas, que nos aguardan para quebrar los cascos de nuestros barcos, y hundirlos entre las algas brillantes y lejanas.

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martes, 8 de agosto de 2017

Cuando el azar desaparece y la necesidad da por abolidos los milagros

En algún momento hemos estado en la tierra de los milagros,/ pero cada estación tiene sus propios territorios y frutos,/ y hay un momento en que el marinero abandona la taberna de los piratas./ y se adentra en el interior del bosque/ para encontrar la casa de los animales nocturnos...

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sábado, 5 de agosto de 2017

Donde no hay sentido, el juego de espejos del laberinto lo otorga

Nunca he pensado que las cosas tuvieran más sentido  que aquel azar y necesidad de Monod. Pero quizá las lecturas de Borges y Eliot a veces me hacen reparar en aquellos sitios y escenarios donde una vez estamos y, pasa el tiempo, y volvemos y sentimos que alguna clave oscura nos enseña la coincidencia. Aquí, por ejemplo, este hotel jerezano donde imaginé estar, y esa valla donde compramos hace un año una pala de madera, ahora adquieren significado.

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lunes, 17 de julio de 2017

El camino de Guermantes


Son los días de las últimas clases

cuando en la habitación de los espejos

ya sabemos el abrazo de los recuerdos,

de sus puertas escondidas y sus caminos.

 

Ya hemos aprendido en la pizarra del corazón

que tomamos el último barco,

y en la boca la moneda con la efigie de Alejandro,

la que imaginó Borges.

 
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martes, 6 de junio de 2017

"En el inmóvil punto del mundo que gira" (Eliot)

Durante años uno quisiera encontrar la clave. el punto de apoyo de las grandes máquinas de Arquímedes en Siracusa. Imposible, todo está en movimiento. Nada parece firme ni fijo. Al fin, pasa el tiempo y ya estamos en el centro del laberinto, pero ahora es uno el que oscila y se mueve con el viento interior.

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martes, 16 de mayo de 2017

El tiempo llega con una línea oblicua que une Bilbao y Jerez, donde las palmeras y el deseo también construyen su laberinto

A veces extendemos los brazos para acoger el tiempo presente, como los arcángeles que poseen su propio cielo asomado sobre las construcciones del placer humano. Y así, nosotros también nos asomamos a nuestros paraísos abrazando nuestros mejores y alicientes días.

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lunes, 10 de abril de 2017

Las puertas de Gaza y "la geometría sagrada de la oportunidad" (Sting)

Sansón se despierta a medianoche y sale de Gaza arrancando las puertas. Puertas que señalan los límites del Cielo y el Infierno, reino de Jano y los umbrales. Puertas de Alice coronada y de la ley en Kafka. Y cuentan que los exiliados de Escandinavia  arrojaban las puertas de sus casas perdidas al mar, y allí donde encallaban volvían a hacer su ciudad. Así, en una noche vemos esta puerta e imaginamos que somos nosotros y que la maleza nos cubre para siempre y nos separa del mundo.

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martes, 7 de marzo de 2017

Narcisos y la imagen de Volubilis, ardiendo como cera de piel en el desierto del verano

En el balcón mantengo los narcisos, mientras al atardecer enciendo los velones, esos que me gusta que se llenen de cera líquida, para luego volcarlos a la vez sobre la piel entregada. En la pared, una pequeña foto polaroid de las ruinas de Volubilis. Y pienso ahora que, cuando hacía  mucho calor, aquellas fotos que se  tomaban con polaroid parecen ahora imágenes que se disuelven, como suele pasar con los cuerpos cuando ya no los tenemos entre las manos y arden bajo el sol de nuestra imaginación, como cera roja que marca nuestro deseo, hasta que surgen de nuevo en la estación de los encuentros.

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jueves, 2 de febrero de 2017

En el suelo de la habitación del hotel la sirena se muestra a Ulises

En uno de sus textos más enigmáticos (y que citó Borges) Kafka habla del silencio de la sirenas, insinuando que el verdadero peligro de ellas no estaba en su canto, sino en su silencio. Sea como sea, cuando ella se extendió así, con esos adorables calcetines, y su mano abandonada en la piel, comprendí el poder de las sirenas, y volví a escuchar aquel verso de Mallarmé: "Mais. ô mon coeur, entends le chant des matelots!".

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jueves, 26 de enero de 2017

"Que este vivir mío no era sólo/ mi vivir: era el nuestro". (Pedro Salinas)

Los caminos tienen una marca de tiza, como en los viajes de Verne, y en nuestro caso fue en agosto de 2015, casi como los veranos de Pavese. Y allí se inició un laberinto, con puertas, ventanas y pasillos, que nos lleva por pieles, arenas y deseos, que nos arrastra con anclas y anzuelos por días memorables, tardes de luz, y noches faro, hacia un camino que no sabemos, pero que los dos agarramos con nuestras manos, fuertemente.

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