viernes, 22 de febrero de 2013

Días de lluvia, la numeración y el número 32 de "El Álbum de Alice".


Introducimos la mano entre el pasado y el futuro,
y he ahí que acariciamos el gato del presente.
Está con ella: la lleva hacia el espejo de platino de la locura.
Allí, los dos quieren ser tres.

Empuja, empuja, escuchamos, hacia el exterior del espejo.
Que sólo nos quede el presente.
Recoge el cetro del rey muerto y arranca los ojos del muñeco.
Pero el uno es un premio de consolación en el infierno.

Y en el balcón veremos la bandera de las plantas o los árboles.
porque junio antecede a los cónsules en las cámaras de la púrpura.
Así, dejaremos, una vez más, los sueños de Lisboa
para el número que quiere ser dos en el desierto del corazón.

 
C2

miércoles, 20 de febrero de 2013

El texto llevaba el nombre de "Alice, en el Retiro", y era el número 46 de "El Álbum de Alice".


Atravesamos los jardines franceses y el sol era coracero en la mañana,

no olvides, pequeña, que no hay árboles inocentes,

que vendrán días con lluvia y tormentas de Africa en los cristales.

 

 
¿Quieres vivir en la selva de mi corazón,

acaso construir los túneles en los tilos escondidos de

aquellas ciudades de Ucrania que los bárbaros destruyeron?

 

C2

 

martes, 19 de febrero de 2013

Las diversas formas del dolor y del placer o el número 44 de "El Álbum de Alice".


No es cierto que no cambien las montañas en la tierra

ni las estrellas en el cielo,

el pájaro que nos devora el estómago

viene con sus ojos de carbunclo

a anunciarnos la enfermedad del tiempo.

 

 
Dime por qué han vuelto a poner la gasa en el Templo de Jerusalén,

por qué las cosas cambian sin gritar ni rebelarse,

o por qué los puñales tienen tantas formas

de introducirse bajo nuestras uñas.

 

 
El mirlo, las rosas de abril y los perros abandonados

pintarán las paredes de escarlata

y nuestros sueños tendrán el color de los lirios de Eliot

o de la lluvia cuando se confunde con las lágrimas.
 
 
C2

 

domingo, 17 de febrero de 2013

Eclipse o el briilo en la oscuridad como un agujero en el manto de un rey (Número 36 de "El Álbum de Alice")


 
Ejércitos vencidos por un eclipse de luna, así pienso en ellos

cuando veo avanzar la oscuridad por su superficie de luz,

y me doy cuenta de que es imposible que una tierra oscura y muerta

brille en la oscuridad como un agujero en el manto de un rey.

 

Pero, allí está, con la luz fría de los espejos,

sin más explicación que su propia existencia.

 

Del mismo modo que esas heridas abiertas del corazón,

que nos hacen pensar en los otros, en quienes arden muy lejos

y sin embargo nos hacen resplandecer con una luz que no es nuestra,

porque nosotros somos la tierra muerta

esperando el eclipse.

 

C2

miércoles, 6 de febrero de 2013

Alice habla de su máscara o las imágenes son muchas en un único espejo (Número 15 de "El Álbum de Alice")


Alice habla de su máscara, del desierto donde las sombras
nos hablan de aquella Madeira donde nunca fuimos
a escondernos de nosotros mismos.

Porque en ti está el recuerdo infinito
de cuando leíste para mi el poema de Alfama.
Y el silencio de nieve de las tardes
tras azotar tu piel.

O el calor de mi mano entrando en tu cuerpo en la Plaza Mayor.
Detenida la imagen en la cueva roja de la cración de los rubíes.
Todas fuiste tú, Alice, en mi solo espejo.

C2




 
 

sábado, 2 de febrero de 2013

En la habitación de Lisboa donde se tortura la piel (Número 53 de "El Álbum de Alice")


El olvido y las princesas

Los días de primavera me acercan a la muerte porque llega tu recuerdo,
y las ciudades que no vimos ocupan un lugar en el salón de los padres,
sabes, coloca bien los cuchillos del postre, pero no los uses
conmigo: yo hace tiempo que huí de la casa de la chica del norte.

Y ahora, cuéntame si quieres que te haga daño
y las pinzas recuerdan la historia de las sombras
de quienes no se amaron y sólo querían el desprecio.

Tú no eres tú, y sólo existes en la única tormenta que te crea,
monstruo de mi razón, serás mi bandera oscura,
la espada preferida para el olvido de las princesas.

C2

viernes, 1 de febrero de 2013

Cuando el cielo está oscuro se ven mejor los objetos... (Número 21 de "El Álbum de Alice").

Morgan escribe a Alice.

Cuando el cielo está oscuro se ven mejor los objetos
que observamos desde nuestra habitación.
Y es que ahora, en este momento, veo una gran grúa de larguísimo brazo,
y cuya lógica de mantenerse, así, contra el cielo,
una masa de azul sucio, no es fácilmente comprensible.
 
Parece que basta un contrapeso, unos bloques de hormigón,
para  conseguir ese equilibrio que nos asombra.
Antes, una conversación sobre la fidelidad me ha hecho pensar
en las carreras de coches donde el conductor
jamás cambia de carril, sus ojos fijos en la meta.
También esa línea permanente, como la torre de la grúa,
nos habla de algo a la vez irreal pero sumamente eficaz.
 
A veces quisiéramos ser ese alférez de navío de su Majestad la Reina,
que siempre mira la única bandera de la Royal Navy,
que no siente dudas en su corazón
y que permanecerá con el pulso firme incluso en medio de la batalla.
Tan encomiable en las películas donde muere
para que el héroe siempre se lleve el premio final.
 
Pero, algo sucede en nuestro sueño de perfección.
No moriremos en los brazos de nuestra princesa.
La isla de Tortuga llega hasta nuestro espejo y
en sus bordes se anuncian las banderas negras.
El cielo está oscuro y sucio
mientras la grúa blanca
nos habla de los milagros de la fé.

Aunque Morgan conoce su destino
y se prepara, lentamente,
como quien nunca retrocede,
como quien se sabe condenado en las puertas de Alejandría,
a su jaula de metal en los puentes del Támesis.
 
C2