lunes, 24 de agosto de 2015

La mano en la pared y el peluche que retorna a mostrar el camino del deseo.

La piel caliente toma color, arde, y el añil de los días nos hace, como caballos salvajes, adelantar la gloria del imperio, donde ella queda agotada tras los ritos. Y así, casi inmóvil, me muestra en sus gemidos la proximidad del orgasmos ordenado y salvador.

viernes, 14 de agosto de 2015

Así, la esclava se ofrece al deseo de Gor, como quien se entrega al sueño de la piel y la carne.

La mano es "como el solitario pájaro marino que despliega las alas posado sobre la estaca" (V. Woolf), y así en las mañanas del deseo, ella se entrega al vuelo en el bosque de dolor y placer que yo dibujo a su alrededor, más allá de las Montañas de la Luna.  

C2