domingo, 25 de septiembre de 2011

"Los hombres no tienen raíces" (Saint-Exupéry). O cuando las piedras y los bolsillos ya no están en el Alberche (P.Z)

Al atardecer, miramos el río y no fluye. Recordamos el recodo, entre las raíces, donde depositamos el pez vivo, pero también el día de la bruma cuando arrojamos, personajes de Chéjov, los vasos a sus aguas, quietas. Como el texto de Virginia sobre el anillo en las raíces acuáticas. Demasiados recuerdos. Y oscilamos entre el olvido y las caricias al tiempo pasado. Palabra última de un libro de Conrad.

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sábado, 24 de septiembre de 2011

"Las palabras sentido y destino tienen las mismas letras en un orden diferente" (Gonzalo Suárez). (P.Z)

Sentir el olor del cuello como un bosque diminuto donde se escondieran los pájaros del corazón. Y así, enredamos la memoria de ti y el deseo del presente en una mirada única sobre múltiples espejos, como hemos decidido escribir estos textos, donde no hay nada real (la realidad no existe) más que un destino deseo que nos hace viajar cada noche, con una moneda en la boca, hacia tu cuerpo que nunca existió.

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jueves, 22 de septiembre de 2011

"La vida que pasa y convierte todo lo que pasa en nada" (Carlos Eugenio López). (P.Z)

El escritor dijo en su libro todavía inédito: "Él, de quien en realidad había estado enamorado, era de Micòl Finzi-Contini". Y uno lo imagina, sentado junto al fuego y preguntando a su oyente dónde estaba cuando los jóvenes franceses levantaron barricadas, que fueron puentes levadizos sobre el futuro de las pesadillas, y bebiendo lentamente vino de resina, mientras los amores del pasado caían ante nuestros pies con la suavidad condenada de la nieve.

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domingo, 18 de septiembre de 2011

Las sombras que amamos, pero que se despiden de nosotros sin un beso (P.Z)



Sobre los diques de Madrid escribí: "La vegetación creciendo entre las dos piernas que se abrían, en aquel hueco que no era más grande que un armario..." Y así, mantenemos el equilibrio sobre el corazón espinoso y acerado, esperando el fin de los sueños, como permanecieron aquellos caballeros franceses en la batalla de Azincourt, mientras los arcos galeses los enviaban a la muerte y el olvido.

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lunes, 12 de septiembre de 2011

El tiempo traza un laberinto, y el cielo será la última salida, ¿ves las gotas de la cera derretida de tus alas?

Hemos almacenado las piedras necesarias para construir el castillo invulnerable, que haremos con arena de la playa. Pero, ahora, ya sabemos que ese material de los sueños no sólo está en castillos, catedrales y montañas, sino también en la escalera que alguna vez quise construir para alcanzar tu corazón. Todo fue bien hasta que me enseñaste tu sonrisa de babel.

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viernes, 9 de septiembre de 2011

"La exaltada redención del olvido" (Kafka) Y recordamos cuando el Paradiso parecía probable (P.Z)

"Ah, mi amiga, si en el mármol de los adioses hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar, como un gato para dejarse definir", escribió Lezama. Pero el gato, el mármol, el adiós, ¿no tendrán un hueco en los espejos de mi dormitorio? ¿no tendrán tus ojos cuando lleguen las dulces lluvias de la primavera? Y así, di adiós, di adiós, al mañana.

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domingo, 4 de septiembre de 2011

"Miró a lo lejos y vio una inmensidad atormentada" (Conrad) O cuando un lazo sirve para muchas cosas (P.Z)

El Sultán mandó llamar a los eunucos negros. Estos vinieron a la la llamada de su Señor portando en un cojín de seda roja el lazo trenzado de los castigos. Allí, de rodillas, permanecía el general que perdió la batalla. A una orden de su Señor, los eunucos ngros procedieron a estrangular al general, y a arrojar, por un túnel de piedra, el cadaver del vencido al Bósforo. Así era el ritual en la Corte de Constantinopla, en los tiempos de los Señores.

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sábado, 3 de septiembre de 2011

Yo te dije que eras mi sueño, no mi realidad. No quiero introducir mi mano en los charcos de la infancia cruel.

Pequeños hormigueros que destruimos y luego, tristes, intentamos vanamente reconstruir con cristales verdes de botellas rotas. Y así, en la mañana de los días, te entrego al olvido. Tu tren de cercanías nada que tiene que ver con mi mirada, desde el andén de la diminuta estación, junto a las hortensias, y esa bombilla que sólo puede, escasamente, iluminar sombras. Dame noticias cuando te dejen en la línea muerta o cuando llegues a la gran estación donde te subastarán las ilusiones. Y recuerda, te lo digo con cariño, suicidarte en el puerto de Lisboa.

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