viernes, 1 de mayo de 2015

Un lirio, casi enterrado por la maleza, nos habla una tarde del invencible poder del destino.

Un año más tarde creemos encontrar la respuesta. En realidad era fácil, pero era la respuesta para otra persona, no para mí. La que precisamente no era la respuesta, esa es la que elegí. Pero es que esa respuesta, la que no era, era precisamente la mía. Y ahora, por un instante, sonrío pensando en aquel hombre del que hablaba Kafka bailando sobre las ruinas.  C2

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