El niño se reconoce, se asombra en ese reconocimiento, y ve que no está solo. Además de él, sin saber que es él, hay cosas y personas que le rodean, aunque él todavía no les haya puesto nombres. Adquirirá el sustantivo que los señala y, luego, el adjetivo que los califica. Con cada palabra se abre más el foso entre la realidad y él, pero él no lo sabe. Intenta indagar en los problemas de su unidad.
Pero, atención, hay personas que alegan que están unidos a él, a su unidad. Le protegen pero le amenazan. Soñará estar solo. Solo frente a su destino. Siente el espejismo de una unidad que nunca fue,
Los años le hacen creer que conoce el mundo exterior: una suma de personas y cosas. A veces él es un número más de esa suma; otras veces quiere retornar a la unidad.
Finalmente intervienen las hormonas y la educación obligatoria. Se entera de que la unidad sólo es perfecta si se une a otra unidad. Si vive con otros, sueña con otros y piensa con otros. Pero, grabada en la pared, la bandera del sueño de ser uno.
Amará en un armario de puertas donde una se llamará Hollywood y otra será Dolor y Desesperación. Conocerá la piel, las palabras dulces, la mirada de los ojos deseados y deseantes. Elegirá el uniforme impecable de verdugo, la túnica ajada de la víctima. Pero jamás olvidará el barco Stevenson/Nemo donde la unidad sólo busca ya la muerte.
C2
2 comentarios:
Crecemos, y los adultos nos enseñan en que pensar y en que creer.
Somos adultos y la sociedad nos enseña en que pensar y en que creer.
Mi firme propósito es hacerlo por mi misma, hoy, siempre.
Cuento con Ud para ese propósito...
besos de sus gata.
Ave María....
No solo no se ha dejado de escribir en este blog, sino que se ha recargado la pluma de oxígeno.
Y quién sabe, incluso de nitroglicerina....
Gracias !
B&W.
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