A veces hay un precio no escaso por la resurreción. Friedich von Hausen, hacia 1150, lo exponía así: "Mi corazón y mi cuerpo tienen que separarse". Cenizas que arden, incandescencia que no podremos sujetar con nuestras manos atadas a los tobillos. Porque en el camino de la iniciación hemos dejado nuestro corazón abandonado en las estepas, alimento de gatopardos. Pero una y otra vez insistimos en nuestro ensayado suicidio ante los espejos, y, de repente, la sonrisa de Cheshire nos muestra el camino. Allí donde los dioses resucitan envueltos en sus sudarios de púrpura. En la última piel del Kilimanjaro.
C2
4 comentarios:
querido Amo, he dejado un regalito para Ud en mi blog de esencia.
besos de Su kajira
En nuestro blog tenemos un detallito para premiar a este blog, como totalmente recomendable.
http://dom-sumision.blogspot.com/
Saludos.
Tienes un presente en mi blog. Me gusta tu blog y ¿qué mejor forma de demostrarlo que premiándolo?
Un beso
http://www.coupdefouet.blogspot.com/
Gracias por todos esos regalos. Gracias por la memoria del recuerdo.
C2
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