sábado, 8 de enero de 2011

En el laberinto de los libros se esconde el gato de Alice o cómo las manos guían el barco de Conrad en el Congo

Abrimos las páginas de un libro y sentimos el olor, la presión y la historia de una piel. ¿Tendremos que leer igual el cuerpo ofrecido o negado? Sopesar el argumento, el núcleo dialéctico de la historia, pero aquí quizá no somos el lector. No hay biblioteca del corazón. Arden los libros finalmente en un auto de fé, donde somos siempre los herejes condenados. Quizá nos equivocamos de título, o en nuestra edición nos faltó precisamente la página que hablaba del Unicornio.

C2

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal cual lo describe Usted tan certero......tal vez me he equivocado de título y me faltó la página que hablaba del como adaptarse al rebaño cuando no se es borrego....

Un abrazo respetuoso...

magnolia dijo...

No es fé, es la sabiduria de los hechos que se antepone a la sabiduria de las palabras, es la ley primitiva, por eso dicen hay que olvidar lo aprendido, pero estamos dictados por la doctrina de robespierre: que perezcan las colonias para salvar un principio.
Biblio, fourier.
Saludos Señor.

Unknown dijo...

Circulos y circulos , Amo querido, por que vamos escribiendo página a página, en la exquista complicidad de los que quieren narrar y protagonizar la historia.

besos de Su kajira

N dijo...

Que bonita entrada, sobre todo para mis dias de incertidumbre.

Pedro L. Rodriguez dijo...

Lisboa es un puente y es una ciudad por donde la bruma cruza y desembarca entre los humos apagados de aquel incendio que quemó el borde de las enaguas almidonadas de Alice, haciendo escala camino de Angola con un gato sediento de aventuras, entonces escribió el siguiente haiku en una servilleta de papel y lo dejó sobre la superficie en la desembocadura del Tajo mientras flotaba suavemente:

Desde que nace
se la escucha allí
al ocultarse.