viernes, 18 de noviembre de 2011

La sorpresa del verdugo ante la música o la búsqueda de un hacha verdaderamente afilada (P.Z)

El momento en que la mano se deposita en el cuello, y entonces ella inclina la cabeza en un gesto de rendición que tiene bien estudiado. Lo reconozco, me recuerda a aquel que hacen las ositas cuando comen el azúcar, según afirmó el Novelista. Pero, lo confieso, es sólo lo que queda del pasado.

C2

2 comentarios:

algamarina dijo...

Encantador!

Reciba mis saludos azules...

Anónimo dijo...

Las ositas cuando comen el azúcar...