lunes, 31 de diciembre de 2012

Inventamos el tiempo, como una escalera que nos permite observar nuestras obras; pero, ahora, en los últimos años, es un ejército que cabalga sobre el puente del infierno.



Allí, en la plaza de los mil pueblos, el mar se siente a lo lejos, como el cielo. Y los recuerdos saltan a la comba entre año y año, mientras las washingtonias ascienden y nos alejan del suelo del cisne. Saludemos, así, a la eterna Alejandría, de donde siempre está saliendo el último general.

C2

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