sábado, 17 de diciembre de 2011

Las cuerdas que hacen libres a las manos, que les ofrecen una resistencia como la tierra a las raíces (P.Z)

El se da la vuelta en la cama de la habitación del hospital. Mira la pared. Y así niega su imagen al mundo. En el exterior, las calles de Lisboa prosiguen su vida en mercados y pensiones. Pero él ve claramente aquella habitación de espejos donde, de repente, todos los cristales perdieron el veneno de la vida. ¿Cuántos rostros has tenido, amor, se pregunta antes de morir?

C2

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