En la tarde, la luz es nuestro explorador, y entonces le abrimos la ventana del cielo. Y así, quizá, "cuando ella me hable de un cielo oscuro, de un paisaje blanco, recordaré estrellas que no vi, que ella miraba, y la nieve que nevaba allá en su cielo", escribió el Poeta. Porque, hoy, veo despedirse los barcos en el puerto de Lisboa, más allá de su última mirada.
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