sábado, 21 de mayo de 2011

Llorando en la puerta de mi cabaña, en la noche de Occidente (Ginsberg)

Hemos elegido imaginar y atrevernos a vivir nuestros sueños. Hemos escuchado el grito de nuestros generales, un poco antes de la carga final, oh, diez mil jinetes en la llanura, el campamento abandonado de Pompeyo en Farsalia, con cráteras de plata y hierba recién cortada. Hemos dicho que ella elija la daga de lo terrible para ofrecer nuestro corazón a los dioses del olvido.

C2

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