Siempre hay un porche en nuestra vida desde donde vemos lo que significan las Itacas. Porches que no siempre sabemos reconocer como tales: lugares a resguardo de la lluvia, pero también, como en las proas de los barcos hundidos, donde escuchar a los cocodrilos de Peter Pan o a los animales acuáticos del viaje de Alice. Al final, acabaremos sintiendo que toda nuestra vida fue un porche, y desde allí, reconocer que los utensilios del jardin sólo podían esperar a los bárbaros, una vez más. Mientras citabas al poeta de Alejandría, y Ofelia se iba sumergiendo en su río eterno.
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