lunes, 25 de abril de 2011

Cuando los jardines reales desaparecen, surgen los verdaderos, los que soñamos en la luz de la tarde

Así recuperamos la piel imaginada, frente al eterno tríptico donde ellas se entregan a la cámara, quizá el único objeto/objetivo/adjetivo que puede afrontar esas batallas nocturnas en el infierno de los deseos. Dime lo que en la casa del bosque viste, cuando Micòl nos hablaba de las princesas y el olvido, y nada fue lo que fue.

C2

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