Así recuperamos la piel imaginada, frente al eterno tríptico donde ellas se entregan a la cámara, quizá el único objeto/objetivo/adjetivo que puede afrontar esas batallas nocturnas en el infierno de los deseos. Dime lo que en la casa del bosque viste, cuando Micòl nos hablaba de las princesas y el olvido, y nada fue lo que fue.
C2
No hay comentarios:
Publicar un comentario