Porque tú, en el silencio, Arquímedes, dejas que me olvide de ti. ¿Para qué entonces aquella como extinguible caza, donde rozabas apenas el encanto del color, el detalle del gesto y cierta aniquiladora promesa de futuro. Dijiste: "Hacemos ese movimiento que nos convence". Y lo titulaste: Imposibilidad final de Siracusa.
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